Antes de que el nombre de Han Solo se convirtiera en una leyenda entre los
contrabandistas, y de que la Nueva República recompensara su decisiva aportación a
la lucha contra el Imperio nombrándolo general y haciendo que su rostro, junto con el
de su esposa la princesa Leia Organa, fuera conocido en toda la galaxia como símbolo
de la libertad y la justicia, hubo un tiempo lejano y oscuro en el que sólo existía un
niño hambriento y aterido de frío, que intentaba sobrevivir mendigando en las
inhóspitas calles de su Corellia natal.
Como no le quedaba otra salida, el pequeño Han aceptó con agradecido
entusiasmo la mano que le tendía el capitán Garrís Alcaudón, líder de la banda de
delincuentes que vivían a bordo del Suerte del Comerciante. Garrís le ofrecía cobijo,
protección y una nueva vida, y Han necesitaba todo eso.
Pero la cruel realidad no tarda en imponerse: Garrís es un explotador
implacable que usa a los niños que recoge en las calles para obtener dinero con la
mendicidad, y únicamente la astucia y los recursos innatos del pequeño Han le
permiten sobrevivir a su despiadada tiranía.
Decidido a convertir sus sueños en realidad, consigue escapar de la nave y
huye al planeta Ylesia para convertirse en piloto de los sacerdotes ylesianos, que han
publicado un anuncio ofreciendo un sueldo muy apetecible. Si gana los créditos sufi-
cientes, el joven Han Solo podrá superar los exámenes de ingreso en la Academia
Imperial y, con el tiempo, llegar a ser un oficial y un caballero.
Ylesia promete el paraíso a los incautos peregrinos que acuden allí, pero en
realidad sólo oculta la temible trampa de una forma de control mental que los
convierte en trabajadores esclavizados. Para Han, Ylesia supondrá su primer contacto
con el verdadero amor, pero también con la extraordinaria capacidad para la injusticia
y la maldad con la que algunas razas inteligentes parecen decididas a convertir en un
infierno toda la galaxia…
Recuerdo que la primera vez que vi a Luke entrando en la cantina de Chalmun en Mos Eisley los ojos se me salieron de las órbitas. Ante nosotros, de pronto, se mostraba todo un elenco de algunos de los seres que poblaban una nueva galaxia llena de posibilidades -como diría el viejo Ben Kenobi-
Música pegadiza por aquí, un barman por allá, mucho humo, una barra en el centro y seres cuya moral estaba lejos de rozar la legalidad. En definitiva, tenía todo lo que un niño imaginaba que sería un antro galáctico en un planeta desértico. Y entre todos ellos él, el tipo con cara de vacilón y chulesco sentado a una mesa y con la actitud de estar perdonándonos la vida con una sonrisa. Este tipo era Sólo, Han Solo. El hombre que seríamos de mayor. O eso pensábamos.
Con motivo del nuevo spin-off he decidido echar la vista atrás para repasar la vida del mayor sinvergüenza de la galaxia. Creo que puede resultar un ejercicio más que interesante comprobar algunos de los hechos principales de la vida de este contrabandista de modo que tengamos material más que suficiente para compararlo con lo que hemos visto hasta ahora en los primeros trailers, lo que quizás podremos encontrarnos y lo que finalmente nos encontraremos.
Para ello vamos a desempolvar algunas historias que se han transformado en Leyendas. Viajaremos hasta la vieja biblioteca del Templo Jedi en Coruscant, en la que daremos con un archivo llamado “La Trampa del Paraíso”. Cuentan que este texto, escrito por una vieja cronista llamada A.C. Crispin, es el único vestigio real que tenemos sobre la vida de este héroe de la antigua Alianza Rebelde. Es posible que algunos de los hechos que vamos a relatar y estudiar sean sólo un mito o una leyenda, pero toda leyenda esconde un poso de verdad.
Hace mucho tiempo, en un lugar muy, muy lejano…
Corría el año 1997 y nos encontrábamos en plena explosión del fenómeno Star Wars. El nuevo Episodio I había sido anunciado y apenas quedaban dos años para sentarnos delante del cine a ver Historia. Tras el Retorno del Jedi en 1983, la saga entró en una etapa de descanso que no explotó hasta la primera llegada del Universo Expandido gracias a autores como Timothy Zahn y Tom Veitch con obras como Heredero del Imperio e Imperio Oscuro. Ambas abrieron la puerta a una galaxia mucho más grande de lo que nadie pudo imaginar. Los años noventa catapultaron de nuevo la saga hasta lo más alto y se convirtió en un fenómeno cultural que sobrepasó al propio cine y no hizo más que crecer.
En esta época se gestaron obras tan importantes tanto para el fandom como para el universo de la saga en particular. Además de los ya citados, tenemos grandes ejemplos como: El Cortejo de la Princesa Leia, Dark Forces y Jedi Knight: Dark Forces II, la saga X-Wing y Tie Fighter, Sombras del Imperio, Relatos de los Jedi… y así podríamos continuar con multitud de obras generadas para distintos medios. Una auténtica explosión. El Big Bang del Universo Expandido hasta su cierre por parte de Disney el 25 de abril de 2014.
En los noventa nos hallábamos con un completo universo que, sin embargo, estaba dando aún sus primeros coletazos. Estas historias, como no podía ser de otro modo, se centraron en algunos personajes secundarios, en hechos no relatados en las películas y, como no, en el trío de héroes principal: Luke, Leia y Han
Viajar por el hiperespacio no es dar un paseo por el campo, niño
De los dos primeros sabíamos muchísimas cosas pero aún sabríamos más con la llegada de la nueva trilogía. Sin embargo Han Solo seguía siendo un personaje por explorar. Sabíamos que había pertenecido a la Academia Militar del Imperio, que había rescatado a Chewie y que tras eso se había convertido en un contrabandista. Gracias al Imperio Contraataca también supimos que ganó el Halcón Milenario a Lando Calrissian en una partida de sabacc. Entre detalle y detalle soltado en las películas, también descubrimos su relación con el hutt Jabba así como el cargamento que se vio obligado a soltar si no quería convertirse en pasto de bantha para el Imperio.
Pese a todo esto, cuando era un crío, no podía evitar preguntarme cómo demonios había sido el pasado de Han Solo, cómo llegó hasta el Episodio IV y por qué un héroe así había pertenecido en el pasado a los malvados imperiales.
Por suerte Ann C. Crispin vino a echarnos una mano. Ann Carol Crispin fue la persona señalada para tratar de dar vida a los oscuros orígenes de Solo. Considerada una gran escritora de ciencia ficción estadounidense se había encargado, curiosamente desde 1983, de dar luz a algunas historias de la saga Star Trek y otras tantas originales de su puño y letra como Starbridge. Curiosamente Crispin alcanzó fama por ser una escritora cuya principal característica era dotar a los personajes de elaborados trasfondos y una complejidad emocional.
Sin embargo no era la primera vez que se enfrentaba a la saga. En 1995 ya había participado con algunas historias para Tales from the Mos Eisley Cantina tituladas Play It Again, Figrin D’an: El cuento de Muftak y Kabe. Un año más tarde también participó en Tales del Jabba’s Palace con Skin Deep: The Fat Dancer’s Tale. Todas estas obras consistían en una serie de relatos cortos relacionados con la famosa cantina y el palacio de Jabba. Como vemos, era una cronista con suficiente experiencia como para dar luz al pasado de Han Solo.
El 5 de mayo de 1997 veía la luz la primera de las tres novelas que compondrían una trilogía dedicada al famoso héroe.
LA TRAMPA DEL PARAÍSO
Esta primera novela, traducida por Romi Sanmartí y editada por Martínez Roca, estaba ilustrada ni más ni menos que por Drew Struzan -autor de muchos de los posters de las dos primeras trilogías- y se situaba, según la cronología de la saga, en el año 10 ABY. Para situarnos de manera un poco más específica, en esta etapa tenemos algunas otras situaciones interesantes como la formación de la resistencia dresseliana cuando el Sistema Dressel cae en manos del Imperio; la boda de Wilhuf Tarkin en Phelarion, momento en el que también conoce y recluta a Natasi Daala, primera mujer en alcanzar el rango de Almirante en la Armada Imperial-. Nos situamos, en definitiva, entre el Episodio III y IV, justo tras la Gran Purga Jedi y en plena Era del Alzamiento del Imperio.
La trama central de la historia es más o menos lo que podíamos esperar teniendo en cuenta la premisa con la que la trilogía ha sido escrita: contarnos la biografía de Han Solo desde sus inicios, desde que apenas es un niño y toma conciencia de su lugar en el mundo, hasta -siento el spoiler- su ingreso en la Academia Imperial. De todo el trayecto se ocupará esta primera historia.
Entre medias, asistiremos a las primeras vivencias de Han en Corellia, su planeta natal, y como tuvo que sobrevivir en la calle hasta que fue “adoptado” o, más bien, secuestrado por Garris Alcaudón, líder de una banda de delincuentes que utiliza niños para obtener dinero a través de la mendicidad bajo una máscara de cobijo, protección y, en definitiva, falsa seguridad. De este modo, asistiremos a las primeras experiencias de Han, su tensa relación con Alcaudón y lo mucho que se verá obligado a afinar su mente, a través de tretas y argucias, para superar el día a día. De paso, conocerá a la que se convertirá en su mentor y madre adoptiva, Dewlanna, una wookie que servía como cocinera en la Suerte del Comerciante, en la que convive con Han y el resto de niños.
Durante sus duras jornadas, Han consigue conocer más detalles acerca de su pasado, descubriendo que probablemente ha pertenecido a una familia noble de Corellia gracias a su apellido y va educándose, como puede y gracias a Dewlanna, en muchas materias descubriendo que lo suyo no es la Historia pero sí las matemáticas. Mientras tanto, también va dándose cuenta de que tiene ciertas habilidades como piloto de carreras y acaba descubriendo que su sueño es convertirse en un gran piloto y en un hombre respetable para lo que sólo hay una opción: convertirse en un oficial de la Armada Imperial.
De forma más o menos fortuita y a costa de la vida de Dewlanna, consigue escapar del Suerte del Comerciante para convertirse en una persona libre por primera vez en su vida y con tan sólo 17 años.
Decidido a ganar experiencia como piloto, decide buscar trabajo y se embarca en una nave que va directa al planeta Ylesia y en la que buscan pilotos para transportar a los sacerdotes y peregrinos que van a ese planeta en busca de iluminación espiritual. Han sabe que es un método perfecto para afinar sus habilidades y conseguir el dinero suficiente como para poder presentarse al examen de ingreso en la Academia.
Como no podía ser de otro modo, cuando llega allí descubre que no todo será tan sencillo, y es que los sacerdotes, unos t’landa Til -primos hermanos de los Hutt-, utilizan la tapadera religiosa para organizar una auténtica explotación de esclavos a través de la Exultación, una peculiaridad biológica que sirve para atraer a las hembras de su especie y que producen un extremo adictivo placer en el resto de las especies hasta el punto en el que no pueden vivir sin ello. En consecuencia manejan un gran número de seres que trabajan día y noche en las minas de especia con el único pago de una Exultación diaria, hecho que los deja completamente agotados hasta el día siguiente.
Han Solo, bajo el seudónimo de Vykk Draygo, conoce a uno de los peregrinos durante sus trabajos en las minas, Bria Tharen, de la que acaba enamorándose poco a poco y donde descubre hasta qué punto le repugna la esclavitud.
Aunque ella en un principio se rehúsa a saber más de él o entablar una relación amistosa -después de todo, un peregrino sólo puede dedicarse a la Exultación- poco a poco sus encantos van consiguiendo unirlos hasta que acaban perdidamente enamorados. Mientras todo esto ocurre, Han va perfeccionando poco a poco sus habilidades de piloto y, poco a poco, va tramando un plan para liberar a todos los peregrinos que trabajan como esclavos en las minas de especia sin protestar ni cobrar un sólo crédito a cambio.
Gracias a la ayuda de Muuurgh -un togoriano que en principio está a su lado para vigilarlo, evitar que se pase de listo y asegurar que se dedica exclusivamente a su trabajo como piloto pero que acaba convirtiéndose en un gran aliado y amigo- consiguen rescatar a Bria, robar las pertenencias del Gran Sacerdote de Ylesia, robar su nave y explotar la fábrica principal de especia matando, sin querer, al Hutt que controlaba todo el tinglado por el camino.
Con la posibilidad de comenzar una nueva vida junto a Bria, Han viaja al planeta del togoriano para que este pueda casarse con su prometida tal y como le prometió si le ofrecía su ayuda y escapaban del planeta. Después viajan hasta Corellia para conocer a los padres de Bria pero ambos se ven obligados a huir hasta Coruscant cuando el hermano de esta descubre que Han había sido partícipe de una estafa que había implicado a unos conocidos de la familia.
Una vez en el planeta capital o Centro Imperial como es llamado ahora, Bria decide separarse de Han para lograr superar su adicción a la Exultación y para evitar convertirse en una carga de modo que él pueda cumplir sus sueños de ingresar en la Academia Imperial. Han, destrozado, decide que la única manera de superar lo sucedido se centra en lo que siempre fue su sueño: convertirse en un oficial Imperial y en un hombre respetable.
Tras muchas vicisitudes y dificultades, consigue superar las pruebas para ingresar en la academia. La noche antes de graduarse oficialmente y partir, sobrevive a duras penas a su último encuentro con Alcaudón, al que se encuentra por casualidad. Justo en ese momento Han también es perseguido por un cazarecompensas -pagado por el Gran Sacerdote, que ha ofrecido una gran recompensa por la cabeza de Draygo- que acaba matando a Alcaudón y por poco logra lo mismo con nuestro protagonista. Han mata al cazarrecompensas y aprovecha la situación para hacer que se pase por Vykk Draygo utilizando sus ropas y disparando a su rostro para que nadie pueda localizarlo y piensen que Alcaudón lo asesinó.
Comienza, ahora sí, una nueva y ansiada vida desde cero.
«He recorrido esta galaxia de un extremo a otro, he visto cosas muy raras, pero nunca vi nada que me impulsara a creer que haya una única fuerza poderosa que lo controla todo. Ningún campo de energía mística controla mi destino. Todo eso no son más que leyendas y tonterías.»
Tras un breve resumen -eso espero, que haya sido breve- vamos a comenzar con lo verdaderamente interesante: analizaremos la obra y sus múltiples referencias al UE, así como posibles referencias a la película, a través de algunas citas que he ido subrayando y seleccionando durante la lectura.
Porque si algo tiene de interesante esta novela, aparte de conocer más sobre la vida de uno de los personajes más queridos de la saga, es como confluyen gran cantidad de citas, personajes y elementos que hemos visto en todo el mundo de Leyends. Sin duda alguna, la autora se empeñó en dar una extrema importancia a la continuidad de tan basto universo.
Comencemos:
“Hacía sólo unas cuantas semanas Han había estado yendo a una de esas escuelas,
una institución tan conocida que había merecido ser visitada por el famoso senador
Garm Bel Iblis. Han había levantado la mano y le había formulado dos preguntas lo
suficientemente meditadas e inteligentes para que el senador llegara a fijarse en él.
Cuando la clase hubo terminado, Bel Iblis llamó a Han, le estrechó la mano y le
preguntó cómo se llamaba. Han había lanzado una rápida mirada a su alrededor y, al ver
que no había nadie lo bastante cerca para poder oírles, le dijo orgullosamente su
verdadero nombre. Poder hacerlo había sido realmente maravilloso…”
Aquí tenemos uno de los guiños más bonitos. Este personaje, aparecido por primera vez en la novela de Timothy Zahn El Resurgir de la Fuerza Oscura, es uno de los antiguos senadores de la República Galáctica, líder militar y futuro co-fundador de la Alianza Rebelde. Conocido para todo aquel que conozca el mundo de Leyends, no pude menos que sacar una sonrisa en el momento en el que me di cuenta cómo la autora conectó hábilmente con la novela de Zahn, cuando se encuentra con un Han Solo adulto y le menciona:
“—Senador Bel Iblis —dijo con voz ahogada.
—Bienvenido a la Morada del Peregrino, capitán Solo —dijo el hombre con
gravedad, acercándose a él—. Me halaga que todavía me recuerde.
—Ningún corelliano puede olvidarle, señor —respondió Han, dándose cuenta de que
había muy pocas personas en la galaxia a las que llamaba automáticamente «señor»—.
Pero usted…
—¿Había muerto? —sugirió Bel Iblis, con una sombra de sonrisa en sus labios
agrietados.
—Bueno… Sí —tartamudeó Han—. Quiero decir, todo el mundo creyó que había
muerto en Anchoron.
—En un sentido estricto, sí —dijo el hombre en voz baja, y la sonrisa desapareció de
su rostro. Ahora que lo veía de más cerca, Han se quedó impresionado al comprobar los
estragos que la edad había causado en la cara del senador—. El emperador no consiguió
matarme en Anchoron, pero fue como si lo hubiera hecho. Me robó todo cuanto poseía,
excepto la vida: mi familia, mi profesión, todos los contactos futuros con la sociedad
corelliana. Me empujó fuera de la ley que tanto me había costado forjar y mantener.—La sonrisa retornó, como un asomo de sol en el borde de una nube oscura—. Me obligó a
convertirme en un rebelde. Imagino que comprenderá la sensación.
—Muy bien —sonrió Han.
Había leído relatos en el colegio acerca de la legendaria personalidad del también
legendario senador Garm Bel Iblis; ahora, tenía al mito delante. Se sintió de nuevo como
un colegial.
—Sigo sin poder creerlo. Ojalá nos hubiéramos conocido antes. Habríamos podido
utilizar su ejército durante la guerra.
Una sombra cruzó el rostro de Bel Iblis.
—No habríamos podido ayudarles mucho —dijo—. Nos ha costado mucho tiempo
reconstruir lo que ve aquí, pero ya hablaremos de eso más tarde. Imagino que se estará
preguntando cuándo nos encontramos.
De hecho, Han había olvidado los comentarios de Sena sobre su encuentro anterior.
—Para ser sincero, no tengo ni idea —confesó—, a menos que, después de lo de
Anchoron, usted fuera disfrazado.
Bel Iblis meneó la cabeza.
—Nada de disfraces, pero suponía que no lo recordaría. Le daré una pista: todos
tenían once años en aquel tiempo.
Han parpadeó.
—¿Once años? —repitió—. ¿Se refiere al colegio?
—Correcto. Literalmente correcto, de hecho. Fue una asamblea en su colegio, cuando
se vieron obligados a escuchar a un grupo de fósiles como nosotros hablar de política.
Han notó cierto calor en sus mejillas. El recuerdo concreto aún se resistía a emerger,
pero ésa era su opinión sobre los políticos en aquella época, una opinión que no había
variado mucho a lo largo de los años.
—Lo siento, pero continúo sin recordar.
—Como ya he dicho, me lo suponía. Yo, sin embargo, recuerdo muy bien el
incidente. Durante el turno de preguntas posterior a la charla, usted formuló dos
preguntas irreverentes, pero muy agudas: la primera, relativa a la ética de la tendencia
antialienígena que empezaba a infiltrarse en la estructura legal de la República, y la
segunda, acerca de ejemplos muy concretos de corrupción relacionados con mis colegas
del Senado.
Los recuerdos empezaban a afluir, aunque de una manera vaga.
—Sí, ya me acuerdo —dijo Han poco a poco—. Creo que uno de mis compañeros me
desafió a que le planteara esas preguntas. Pensó que me metería en problemas por no ser
educado. Ya tenía bastantes problemas para preocuparme por eso.
—Empezó a encauzar su vida pronto, ¿eh? —sugirió con sequedad Bel Iblis—. En
cualquier caso, no era la clase de preguntas que esperaba de un muchacho de once años, y
me intrigaron lo suficiente para hacer preguntas sobre usted. Desde entonces, no le he
quitado el ojo de encima.
Han hizo una mueca.”
Resulta muy curioso como Crispin decide no ahondar en detalles, probablemente para que nos obliguemos a revisitar la novela de Zahn y leer el extracto completo. Como véis, un bonito detalle de continuidad. Pero vayamos más adelante y prosigamos con más detalles como la primera aparición de Thrackan Sal-Solo:
“–Me llamo Han Solo –contestó Han sin inmutarse–. Tú debes de ser Thrackan
Sal-Solo.
–¿Y qué pasa si lo soy? –replicó el muchacho con expresión malhumorada. Han
no estaba demasiado acostumbrado a ser observado de aquella forma, y empezó a
sentirse un poco nervioso. Había visto vrelts de mirada más afable–. Han Solo, ¿eh?
Nunca he oído hablar de ti. ¿De dónde has salido? ¿Quiénes son tus padres?
–Esperaba que tú podrías decírmelo –murmuró Han–. Me he escapado del sitio
en el que vivía porque quiero encontrar a mi familia. No sé nada sobre mí salvo mi
nombre.
–Ah… –Thrackan seguía mirándole fijamente–. Bueno, supongo que debes de
pertenecer a la familia…
–Eso parece –asintió Han, no muy seguro de qué quería decir Thrackan con
ello.
Thrackan apenas prestó atención a sus palabras. Parecía estar fascinado por
Han y, soltándole el brazo, empezó a caminar a su alrededor mientras le iba
observando detenidamente desde todos los ángulos.
–¿De dónde te has escapado? –preguntó Thrackan–. ¿Crees que enviarán a
alguien a buscarte?
–No –replicó secamente Han, no queriendo contarle nada que pudiera
ocasionarle problemas posteriormente–. Oye, nos parecemos mucho –se apresuró a
añadir–. Eso quiere decir que tenemos que ser parientes, ¿no? Quizá podríamos ser…
hermanos.
Y lo más sorprendente de todo era que después de tanto soñar con que por fin
encontraba a una familia capaz de rescatarle del Suerte del Comerciante , Han se dio
cuenta de que estaba deseando que sus sueños no se convirtieran en realidad.”
Aquí nos encontramos con el famoso primo y futuro enemigo acérrimo de Han Solo, famoso por convertirse en uno de los grandes criminales de la galaxia además de Jefe de Estado y Ministro de Guerra de Corellia. En el universo expandido de Leyends es muy conocido por ser el responsable de iniciar la Segunda Guerra Civil Galáctica además de aparecer en otras tantas obras. Aparecerá por primera vez en la trilogía coleriana, concretamente en Emboscada en Corelia.
“Sabía que algunos wookies creían en la existencia de un poder unificador que
creaba un vínculo invisible entre todas las criaturas. Personalmente, Han opinaba que
aquel poder –nunca había sido capaz de traducir el término de una forma excesivamente
precisa, ya que la palabra wookie también podía significar «fortaleza» o «fuerza»– en el
que Dewlanna creía con tanta convicción, no era más que una superstición.
Pero si creer en aquel poder podía consolarla durante su agonía, Han no iba a
discutir con ella. Se acordó de lo que Dewlanna le había dicho en varías ocasiones.
–Que el poder de la vida te acompañe, Dewlanna… –susurró, y durante un
momento Han deseó poder creer en su existencia.”
La única alusión, desde el punto de vista de los wookies, que podemos encontrar sobre la Fuerza en las novelas así como la incredulidad de Han. Es justo el momento en el que la madre wookie adoptiva de Han muere por salvarle la vida.
“¿Qué edad tenía cuando oyó hablar de Ylesia y vendió todas sus joyas para pagarse el pasaje a bordo de una nave de peregrinos? Tenía diecisiete años, y acababa de terminar el último curso escolar y esperaba con impaciencia el momento en que podría salir de Corellia para estudiar en la universidad de Coruscant. Iba a estudiar… arqueología, con un énfasis especial en las artes clásicas. Sí, eso era. Incluso pasaría un par de veranos trabajando en una excavación, aprendiendo a preservar los tesoros de la antigüedad. Por aquel entonces quería llegar a ser conservadora de museo. De niña, la historia siempre había sido su asignatura favorita. Le encantaba leer libros sobre los Caballeros Jedi, y la fascinaban sus aventuras. Había crecido en los años inmediatamente posteriores a las Guerras Clon, y también le habían interesado mucho. Y el nacimiento de la República, hacía ya tanto, tanto tiempo…”
En este caso no hablamos de Han Solo, sino que nos centramos en el personaje coprotagonista y primer amor del personaje, Bria Tharen. Como vemos, en tan sólo un párrafo se explica su historia y, lo más interesante, un poquito de historia de lo que hoy sería la etapa de las precuelas. Es curioso observar cómo se imaginaban los autores esta etapa antes del Episodio I.
“Han estiró el brazo y le tomó la mano, la que no estaba herida.”
Como vemos, los métodos de persuasión de Han no han variado demasiado con los años.
“—Eres un presumido, eso es lo que eres —dijo Bria, pareciendo medio furiosa y medio divertida—. Presumido, insolente, arrogante…, inaguantable…
Han sonrió entre el calor y la oscuridad. —Admítelo de una vez. Te gusto, ¿verdad? —No, no me gustas. —Sí que te gusto. Vamos, admítelo. —Han dio un paso hacia ella y bajó la mirada hacia su rostro.”
Más adelante, casi al final, la autora vuelve a usar el mismo truco para avanzar en su relación:
“Intentó retirar la mano, pero Han no se lo permitió. Empezó a besarle los dedos, sus dedos lacerados y cubiertos de cicatrices. El roce de la piel de Bria sobre su boca era tan embriagador como la cerveza alderaaniana. Han derramó un diluvio de suaves besos llenos de ternura sobre los nudillos y las yemas de los dedos de la joven.”
La autora se vale de muchos guiños de las películas, algunos tomados de manera casi literal pero con la intención de sacar una sonrisa al lector en más de una ocasión. Ya sabes lo que dicen, en esta saga, todo rima.
“Han sonrió sarcásticamente y se preguntó si la princesa-niña que había visto en la pantalla de su nave estaría en algún lugar de aquel recinto, viviendo su rica y perfecta existencia.”
Nuestro canalla no tenía ni idea, pero esa chica que estaba viendo sería su futura esposa. Es en este momento en el que podemos señalar, a nivel histórico, que Han vé a Leia.
“Han, muerto de hambre, se concentró en la comida. Había vaciado la mitad del plato cuando una chica muy guapa de largos cabellos castaños suavemente rizados y luminosos ojos azules subió al pequeño escenario llevando consigo un mandoviolín. La joven se sentó en un taburete, empezó a acariciar las cuerdas y, un momento después, su voz límpida y pura resonó por todo el local, entonando lo que resultaba obvio era una balada tradicional alderaaniana.”
Probablemente no sea más que una casualidad, pero este extracto y el contexto en el que sucedía -un escenario bonito, lleno de colores dorados y con personas de alto estatus- me recordó al que podemos ver en el trailer, ¿un guiño quizás?
“—Por todos los Esbirros de Xendor…”
En este caso ahondamos más en el aspecto puramente antropológico de los bajos fondos de esta galaxia. Este es uno de los dichos que más leeremos a lo largo de las novelas, especialmente en personajes y lugares de dudosa moralidad como Nar Shadaa. Es una de las coletillas del propio Han y, una vez más, nos muestra cómo tratan de conectar momentos y obras diferentes a través de pequeños detalles. En este caso hace mención a Xendor, el primer Jedi Oscuro y un precursor de los Sith. Curioso que Crispin haya decidido utilizar a este personaje en un contexto tan alejado de las primeras guerras entre Jedi y Sith.
“¿Has oído hablar alguna vez de Jiliac o de Jabba?
—¿Jabba? —Han frunció el ceño—. ¿Jabba el Hutt? Sí, creo que he oído hablar de él. ¿No es el tipo que se supone controla la mayor parte de Nar Shaddaa, la luna de los contrabandistas que órbita Nal Hutta?
—Exacto. Jabba divide su tiempo entre su hogar en Nal Hutta y una organización de transporte de especia que dirige a través de un planeta remoto llamado Tatooine. —¿Tatooine? Nunca he oído hablar de ese mundo. Nebl se estremeció.
—Te aseguro que es mejor que no vayas ahí. Tatooine es un montón de basura.
—Lo recordaré.”
Aquí tenemos otro momento importante en la vida de Han Solo, la primera vez que escucha hablar de Jabba el Hutt y de Tatooine. Ambos definirán su presente y futuro. Más tarde descubriremos que era sobrino de Jiliac, el cabecilla del clan al que pertenecía.
“Se interrumpió bruscamente para dejar escapar una ruidosa carcajada en el mismo instante en que el Talismán volvía a estremecerse. Mrrov miró a Han, que seguía riendo, como si estuviera loco.
—Todo va bien —dijo Han.”
O mucho me equivoco, o el bueno de Ron Howard ha hecho bien los deberes. En el final del trailer de la película podemos escuchar literalmente la misma frase.
“—No me van a capturar sin tener que pelear antes —dijo Han. Desenfundó su desintegrador y las miró fijamente—. ¿Quién está conmigo?”
Frase tomada directamente del Episodio IV, durante el rescate de la Princesa Leia en la Estrella de la Muerte.
“— ¡Yiiiiihah! —gritó Han, aullando de pura exultación mientras sentía cómo su nave se alejaba del Grillete de Helot.”
Misma situación que en el caso anterior pero en esta ocasión es el grito que Han suelta cuando dispara a la nave de Darth Vader justo antes de que Luke lance el torpedo que acabará con la famosa estación de combate definitiva.
“—Oh —murmuró la señora Tharen. Resultaba obvio que no había entendido nada y, al mismo tiempo, que eso no impedía que la respuesta de Han no le gustara demasiado—. Qué interesante.
—Sí. Tiene sus momentos —dijo Han.”
Un pequeño eco de la misma frase que dirá Leia en el Episodio V, poco después de que Han logre sacar al Halcón del campo de asteroides ileso: “Tiene sus momentos. Pocos, pero los tiene”.
“Los destellos de seis hojas vibratorias se esparcieron sobre la mugre que cubría las paredes de los repugnantes callejones en que se habían convertido las calles. Han suspiró, puso los ojos en blanco y empuñó su desintegrador. La banda se evaporó tan deprisa como si un enjambre de halcones-murciélago hubiera caído sobre ella y se hubiera llevado a los chicos suspendidos de sus garras. Han siguió inmóvil, el desintegrador en la mano, hasta que estuvo seguro de que todos se habían ido.”
Este guiño es un poco más complicado de ubicar ya que tenemos que remontarnos al universo de LucasFilm. No sé vosotros, pero a mi me recordó a esta escena:
“A partir de ahora sólo estaré yo…, Solo.» Una parte de su mente fue consciente de la terrible ironía que encerraba su involuntario juego de palabras, y Han dejó escapar una risita hueca. A partir de aquel momento, su nombre sería su persona. Su nombre había llegado a representar todo lo que era, y lo que había dentro de él. «Solo… A partir de ahora. Únicamente yo. La galaxia y todos los que la habitan pueden irse al infierno. Soy Han Solo, ahora y para siempre…»”
Este es el pensamiento de Han cuando de pronto descubre que Bria lo ha abandonado. Este punto de inflexión nos ayudará a entender la esencia del personaje y su reticencia a unirse a causas o personajes, salvo que haya créditos de por medio.
“—Buenos días —dijo—. Me llamo Han Solo, y deseo presentar una solicitud de admisión en la Academia Imperial. Siempre he querido ser oficial de la armada.”
Y con esta frase -casi literalmente la primera que podemos escuchar en el primer trailer lanzado de la película- terminamos el repaso de esta obra. En las siguientes nos dedicaremos directamente a ir escrutando otras, mucho más relevantes para el personaje, con importantes guiños a Leyends y a lo que presumiblemente veremos, o esperamos ver, en el cine.
La novela da para muchos más detalles y hemos tenido que dejarnos algunos en el tintero para que este primer artículo sobre el personaje cupiese en el blog. Es una de esas novelas en las que no veremos a Jedis, no veremos batallas épicas, pero nos encontraremos con un Han Solo perfectamente definido desde sus inicios pero con un gran desarrollo por delante, su persistencia para aprender diferentes lenguajes como el wookie, el funcionamiento de la sociedad Hutt a través de la rivalidad entre sus clanes, la importancia de la especia y su tratamiento que tanta importancia tiene en la famosa trilogía de La Academia Jedi de Kevin J. Anderson, cómo funciona Coruscant y sus diferentes niveles, etc.
Como vemos, y seguimos insistiendo en ello, la importancia del antiguo Universo Expandido con respecto al actual, es que la trama avanzaba, nos permitía conocer hechos y aspectos relevantes de los personajes y los autores no tenían miedo de ser creativos, desarrollar ideas y mostrarnos historias que todos queríamos saber.
Y vosotros, ¿creeréis que veremos algo similar, aspectos relacionados o detalles así en la película de Han Solo?
Continuaremos con la segunda parte en poco tiempo yendo directamente al grano pero eh, mientras tanto, no dejéis de soñar con galaxias muy, muy lejanas…
Desde este Blog se han detectado transmisiones de Real Fans de Star Wars. Recuerda ser respetuoso y no escribir spoilers. Que la Fuerza te Acompañe.